martes, 13 de noviembre de 2012

Mezclando ADRI

Saludos wombateños!

Este post en el blog no es común como proyecto wombat sino una reflexión de mí, Laia. El viernes finalicé mi primer proyecto para cine y he creído oportuno pararme a reflexionar sobre ello.

Este viernes he mezclado mi primer corto para cine en Sonoblok. Encuentro que es una vivencia que debía comentar para reflexionar sobre el aprendizaje obtenido con todo el proceso de postproducción.

El cortometraje es ADRI, un proyecto del master de dirección de ESCAC.

Sinopsis del proyecto

Tras años de duro entrenamiento en natación, Adri está ahora a las puertas de los campeonatos regionales cuando a dos días de la competición le viene el periodo por primera vez.
Huérfana de madre hace 4 años, Adri se ve sometida al entusiasmo que su padre proyecta en la competición y a la presión del entrenador del club que ve en Adri una firme candidata a clasificarse.
Por todo ello Adri oculta el suceso que la convierte de niña a mujer y que pone en peligro su participación en la  competición, obligándola a buscar por sí misma las respuestas a todos los interrogantes que la acechan.


Hasta el momento los proyectos que había sonorizado habían sido de géneros muy dispares a éste. Casi todos habían sido de género fantástico, por lo que eran proyectos que suponían un trabajo meticuloso para crear un mundo sonoro nuevo. Otros proyectos en los que había participado eran comedias folklore, en estos el ritmo lo marcaban los diálogos por lo que el reto en postproducción era editarlos correctamente para que se entendieran a la perfección.
A parte todos estos cortos anteriores también había mezclado yo ya que los medios de difusión y el presupuesto de éstos eran distintos (DVD, internet, concursos, trabajos de clase..).

Fotografía tomada en la sala de edición

ADRI es un drama con un conflicto interior. El sonido que requería era expresivo para que el espectador entrara en el mundo interior de esta adolescente, pero conseguir esto ha sido realmente complicado a nivel creativo, sobretodo en la primera secuencia en la que se presenta el conflicto que la niña vive  y la última en la que toma su decisión ya que eran las que requerían más que el sonido expresara lo que el personaje sentía.

Nuestra primera apuesta fué un sonido en algunos momentos irreal, trabajando con drones y sintetizadores que marcaban los momentos más dramáticos. Sin embargo, conforme fue avanzando el proceso, vimos que ese estilo no le pegaba al corto ya que parecía insinuar conceptos y sensaciones que no queríamos. Por ello, decidimos darle un vuelco al diseño sonoro que habíamos propuesto de un inicio y trabajar la expresividad con las fuentes sonoras que la imagen nos proporcionaba.

Un ejemplo de éste cambio de pensamiento es en la primera secuencia del corto. En ésta, Adri está nadando y la vemos casi toda la escena bajo el agua. La cámara sale y entra en el agua, hay rampas a cámaras lentas, todo bastante efectista. Para rebajar el efectismo, por el que habíamos apostado en un inicio y luego vimos que no respetaba el tono del cortometraje, nos marcamos una jerarquía de las capas sonoras que podíamos usar y qué nos aportaba cada una de ellas. Es así fue como jugando con las burbujas, los sonidos de las brazadas al nadar, la intensidad del diálogo del entrenador gritando a las chicas, el tratamiento que le dábamos a cada plano (más sumergido en el agua o bien más superficial) conseguimos un sonido más real y a la vez expresivo.

Fotografía tomada en las mezclas del cortometraje

Participar en éste cortometraje me ha hecho ver distintas fórmulas de trabajar el sonido que a 3 días después de la mezcla ya he podido aprovechar en otros proyectos de wombat con muy buenos resultados.


"Si el sonido hace ver la imagen de modo diferente a lo que ésta muestra sin él, la imagen, por su parte, hace oír el sonido de modo distinto a como éste resonaría en la oscuridad."
M. CHION, La audiovisión

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